miércoles, 4 de julio de 2012

Un abuelo ye-yé

Me gustaría contaros la historia de mis abuelos, para que mis hijas y nietas sepan que lo de ser "moderno" y "liberal" no es un invento del siglo XXI. Mis abuelos paternos se llamaban Camilo y Gloria. Él trabajaba en la conocida farmacia Gayoso, sita en la madrileña Puerta del Sol, que aún hoy continúa abierta bajo el nombre de Farmacia Arenal. Si os fijáis en la foto del recorte que acompaña este texto, mi abuelo Camilo es el de la izquierda, con barba; mientras que el hombre de bigote que le acompaña y mira a la cámara es su gran amigo Julián, un rico constructor de la época que se pasaba la vida en los bares y al que precedía una fama de "borrachín" conocida hasta en los periódicos -de hecho, el artículo hace una sutil referencia a su nariz roja y su gusto por el vino-. Camilo y Julián se "casaron" con dos hermanas, lo que convierte al segundo en mi tío abuelo. Nótese que la palabra "casaron" la he puesto entre comillas no por casualidad.

El abuelo Camilo era, como puede apreciarse en la fotografía, un señorito de la época, un niño pijo, para entendernos; con muy buena planta, iba siempre hecho un pincel. La abuela Gloria, por el contrario, era más bien gordita y de escasa estatura y, aunque fueron una pareja muy bien avenida y tuvieron cinco hijos, nunca les vi juntos por la calle, y eso que Camilo no debía de parar mucho en casa.

Mi abuela falleció antes, y Camilo vivió hasta los 90 años, muriendo poco después de nacer mi hija mayor, allá por los años cincuenta. Es decir, que el recorte del periódico que veis aqui y que aún conservo es, posiblemente, de 1885 o 1890, de lo cuál da cuenta el estilo narrativo del articulista, tremendamente galdosiano.

Fallecido mi abuelo y su hija soltera Milagros, que vivía con él, nos llamó el abogado para formalizar la herencia del piso. Y cuál fue mi sorpresa cuando el letrado nos dice muy serio a mi marido y a mí: "¿sabéis que tus abuelos Camilo y Gloria no estaban casados?" Resultaba que nadie, ni siquiera sus cinco hijos, supieron nunca tamaño secreto. Es decir, que serían lo que llaman ahora "arrejuntarse", porque sin papeles de por medio, ¡ni pareja de hecho eran siquiera!

Por Mª Antonia Ronco Muñoz

2 comentarios:

  1. Me encanta que haya querido participar ella también, ojalá se hubiera animado, hace tiempo, a entrar por sí misma en este mundo. Habría descubierto un universo de posibilidades para relacionarse con los suyos y reducir ansiolíticos... aunque para eso tendría que haber sido otra persona.
    De cualquier forma, está muy bien su aportación. Pero echo de menos su estilo, está muy correctamente escrito y le falta la frescura de su expresión personal... me imagino el porqué.
    Buen trabajo Madame.

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  2. El caos no es compatible con una lectura inteligible Dulce...

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